El concepto Arte en el espacio público se viene designando desde los años 60 aquellas tendencia de muchos artistas a sacar sus obras de los museos y a integrarlos en el espacio urbano. Desde entonces una joven generación de artistas se ha involucrado a lo público desechando el espacio nítido museal. Ahora mismo el espacio público confronta nuevos condicionamientos urbanos, historicos, politicos y sociales, lo que hace del artistas público un activista y un nuevo ciudadano. El objeto fundamental del Arte Público es desmitificar el concepto de creatividad… Nuestra intención es convertirnos de nuevo en ciudadano.

jueves, 28 de mayo de 2009

Paraísos artificiales

Paraísos artificiales
por: Douglas García R
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“El interior no sólo es el universo del hombre sino también su estuche”.

W. Benjamin

Los Centros Comerciales se han convertido en nuestros paraísos artificiales, una especie de Prozac urbano, que edificados en distintas partes de nuestras ciudades han hecho de los mismos espacios de identidad, sobretodo, para los ciudadanos que se reconocen y se definen en virtud de ellos, otorgándole la capacidad de favorecer, cultivar y simbolizar relaciones, es decir, obtener de esos espacios la capacidad de ser un lugar. Y este es un hecho que se hace más latente en aquellas ciudades que han perdido espacios de intercambio social y humano.

El concepto del Centro Comercial o Mall no es contemporáneo, tampoco es un invento norteamericano a pesar que fueron ellos los precursores de los centros comerciales modernos y de la tenaz introducción de estos en el cotidiano ciudadano. En realidad, los Centros Comerciales están basado en las grandes galerías comerciales que nacieron sobre todo en la mitad del siglo XIX con la Belle Epoque en muchas metrópolis europeas, como ejemplos se pueden mencionar la Galleria Vittorio Emmanuele II en Milano (1865-1877), la Kaisergalerie en Berlín (1871-1873, destruida en 1944) o el famoso almacén por departamentos GUM en Moscú (1888-1893), los cuales eran pasajes que atajaban calles principales o llevaban de una plaza a otra, en otros casos, eran como plazas cubiertas que intentaban suplir de una manera refinada a los mercados exteriores.

Es a partir de los años 50, sobretodo a partir de 1960, cuando los Centros Comerciales norteamericano pasaron a ser los edificios utilitarios de moda, ya que estos resolvían principalmente los problemas climáticos, de estacionamiento, y porque eran edificaciones atractivas que de manera democrática cubrían las más diversas necesidades de consumo de una sociedad emergente. El traslado a Europa y la proliferación en Latinoamérica de estas construcciones también se gesta en la misma década de los 60. Europa por ejemplo, buscaba en aquella década revitalizar y despoblar los centros históricos urbanos, por lo que rehabilitó viejos edificios de valor históricos utilizados como viviendas como espacios comerciales (oficinas, galerías, hostelerías, etc.) a la vez que se construyeron grandes Centros Comerciales en las periferias urbanizadas y zonas industriales para evitar el tránsito por abastecimiento el casco histórico. En America sucedió todo lo contrario, el descontrolado desplazamiento de la población rural a las grandes ciudades generó una actividad comercial desmesurada que debió ser satisfecha y esto hizo que proliferan dentro del casco urbano flamantes Centros Comerciales, edificados en muchos casos gracias al derribo de edificios de valor histórico.

El Europa Center de Berlín en 1960 se convertiría en el primero de muchos Centros Comerciales de Alemania. El primer Centro Comercial de la ciudad de Caracas se inauguró en el año 1955; “Centro Comercial Las Mercedes” o “Cada Las Mercedes”. Esto sería un año antes de que comenzara la construcción del Helicoide, un monumental Centro Comercial ingeniado como una pirámide helicoidal en la cima de una colina, pero sólo llegó a ser una magnifica obra inconclusa. Por lo que Caracas tendría que esperar 30 años para que el CCCT, otra pirámide, esta vez invertida, que consiguiera el colosal propósito de ser el Centro Comercial más moderno de Latinoamérica. Categóricamente, estas construcciones no sólo se consolidaron en las ciudades, sino que se hicieron parte activa de ellas, convirtiéndose, como es el caso de los fashion mall, en edificaciones fetiches que apoyadas en campañas publicitarias millonarias compiten entre si para mantener su vigencia en la preferencia ciudadana.

El Centro Comercial es un inmueble con entidad comercial o económica, no obstante, se hace notable en las ciudades por su gran connotación sociológica y/o antropológica. Esto se debe a que cumple la misma función que el antiguo concepto de Plaza del Pueblo, la cual propicia actividades colectivas, un lugar de encuentro y de manifestación de los intereses de las personas hacia los otros, desde luego, dentro de un contexto que favorece al comercio y nos aísla de la realidad inmediata. Para tal fin, estos espacios crean áreas y horarios para los diferentes grupos de personas, no escatimando en diseño y tecnología para propiciar la efectiva socialización de las familias, mayores, adolescentes, jóvenes, etc,.. Porque eso de ver y dejarse ver nos ha condicionado, particularmente, a los jóvenes quienes se ven socialmente aceptado por el snob de los fashion mall, de los cuales se hacen adictos, imaginándose a sí mismos como perfectos invitados en los pasillos cosmopolitas, mundanos y seductores y, donde de ser observadores de escaparates pasan a ser los escaparates, de Narciso pasan ser la charca. Los gestores y los comerciantes están al tanto de la aprobación de estos espacios, y organizan sus ofertas, promociones, exposiciones, para todos estos grupos que no son capaces de negarse y aceptan la invitación al hedonismo comercial, a menudo atormentados por la inseguridad y los insuficientes espacios relacionales abiertos en las ciudades, entregándose dado el caso, a su destino con conciencia al no poder defenderse de ellos.

Las ciudades han hecho del consumo y el comercio uno de sus principales reclamos, por ejemplo, el West Edmonton Mall en la ciudad de Alberta que no es de las principales ciudades de interés turístico de Canadá, es un parque temático en si mismo, ya que contiene de un enorme parque acuático con una piscina cubierta de 12,3 millones de litros y una montaña rusa de descomunales proporciones. Este Mall es el más grande del planeta sólo después de South China Mall el cual es una esquizoide mezcla de Las Vegas con Disneylandia, donde se reproduce los lugares más emblemático del mundo tales como Roma, París o Venecia en una China comunista cada día más enloquecida por el capitalismo. A esto se debe añadir que Dubai en su empeño de pasar de ser una aburrida y arenosa ciudad en una esquina del mundo a ser la más futurista del mismo, inaugurara próximamente un mall que tendrá una pista de esquí de más de 400 metros de largo, que son 150 metros más que la del Madrid Xanadu que es la pista de esquí techada más grande de Europa. Evidentemente, hay parques temáticos que sean hechos centros comerciales o parques comerciales, y que si bien los parques temáticos están considerados como museos por el ICOM, no se tardará mucho en clasificar a estos centros comerciales como los nuevos museos.

Debemos estar atentos al hecho de que en muchas ciudades de Latinoamérica nuestra mirada se ha privatizado, y hemos cambiado la independencia de caminar por las calles por la seguridad que nos brinda los pasillos de un Mall, algo que en el fondo no nos salva de nada, porque estos espacio sólo establecen un merodear armónico y poco hostil entre victima y victimarios, de hecho, victimiza a los victimarios. El caso es, que nos han llevado a lo introvertido de un recorrido por espacios que no sólo nos vigila sino que determina quienes hacen buen uso de su capacidad adquisitiva, a la vez que controla nuestros gustos, estilos y actos al normarnos como usuarios,.. Por lo tanto, de ciudadanos pasamos a ser potenciales consumidores, de propietarios de nuestras calles a simples visitantes, de vecinos a clientela… y al igual que la ciudad terminamos llamando progreso a lo ilusorio, encontrando en ello sólo vacío.

Concluyentemente, el Centro Comercial es un paraíso artificial donde podemos adquirir manzanas y serpientes. Y el efecto placebo que produce en nosotros es sólo el acto reflejo a la pérdida de nuestras calles que siempre ha sido nuestro terreno común como semejante. Por ende, estos espacios de estructura radiocéntrica que nos encierra en una ciudad ficticia de cristal, acero y concreto, sencillamente, es la justificación de la grandilocuencia arquitectónica a menudo carente de nuestra aprobación ciudadana y en mucho caso de nuestra sensibilidad como persona. A pesar de ello, los Centros Comerciales reproducen tarifadamente la sencilla contemplación placentera en aquel que sufres de ansiedad y desea de una ciudad un paraíso donde poder relacionarse con similares, sentirse bien siempre que quieras y tranquilo cada vez que lo necesites… todo fuera de casa.

domingo, 24 de mayo de 2009

Las fotos vuelven a la calle



Como cierre del I Certamen de Fotografía Callejera organizado por el Observatorio Callejero y en agradecimiento a todos los participantes, nos decidimos a hacer una exposición, como no podía ser de otra manera, en la calle. Para esta ocasión, el lugar elegido fue una plaza del madrileño Barrio de Lavapiés.

jueves, 14 de mayo de 2009

sábado, 9 de mayo de 2009

La ciudad gana un nuevo espacio - Suiche Urbano, 25 y 26 de mayo.




Taller de Bicicleta invitan a todos a La Universidad Monteávila cuando se pasará el “SUICHE” para instalar la “CIUDAD” en sus pasillos.

Los días 25 y 26 de Mayo del 2009 podrán todos asistir a la exhibición de arte público, que a través de tendencias e intervenciones urbanas establecerán una correspondencia relacional y afectiva desde la ciudadanía a la ciudad y viceversa.

SUICHE URBANO es un evento producido por Mariela Lairet y Karen Ochoa quienes a través de más de 15 artistas plásticos y 20 diseñadores harán uso de los espacios de la Universidad Monteavila para hacer una muestra temporal; fotografía, instalación, videoarte, pintura, escultura, música, moda, cocina, diseño industrial y gráfico.

SUICHE URBANO toma a la ciudad como parte de nuestra ecología personal, donde encontraremos diversos modos de comprenderla, percibirla y expresarnos a través de ella.


+info: www.suicheurbano.webs.com/

Observatorio callejero



ENGORDA

Eso es lo que nos dice la gente de 700 gramos. En tiempos de crisis, expresiones como “apretarse el cinturón”, “rebajar el presupuesto”, “reducir la plantilla”…todo eso se contrapone con la propuesta que la agencia 700 gramos hace a los anunciantes y sus marcas: engorda. Engorda tu marca.

Pero esta agencia no iba a mandar un mensaje así sin más. Lo hizo de una forma muy original pero, antes que contároslo yo, es mejor que lo veáis con vuestros propios ojos.


La acción se completa con un envío a sus posibles clientes. Visitar su web y sabréis que pesa 700 gramos

El Arte de hacer Ciudad (por Douglas Garcia R.)

Caracas es una ciudad dionisiaca, que entre muchas cosas perdió su cuadrícula y las ganas de andar en bicicleta, y como una de sus múltiples y atroces anacronismos, tiene a la avenida Urdaneta, que en su momento fue la más moderna y la cara de la ciudad, coronada en un extremo por el palacio de Miraflores y al otro extremo esta calzada por el Centro Financiero Confinanza, un rascacielos que sería el edificio más alto e imponente luego de las Torres Simon Bolívar, y que de una postal del skyline citadino que plasmaría el progreso de la urbe pasó a ser un sórdido monumento a la recesión económica de los años 90 y a la agenda Venezuela al encontrarse actualmente desnudo, abandonado e invadido por grupo de sin techo que deteriora y canibaliza cada vez más al edificio. A esto podemos agregar, que a pesar que esta ciudad está arropada por una floresta propia del trópico dándonos la impresión de ser una ciudad verde, en realidad, esta es una ciudad urgida de parques naturales, y es, que la urbe sólo llega a cubrir 2m2 de área verde habilitada por ciudadano cuando lo recomendado es 9m2… pero Caracas también una ciudad apasionada, que seduce, baila salsa y llena conciertos de rockeros extranjeros venidos a menos, la de jergas ocurrentes, la de malabares circenses en los semáforos, cervecitas frías a final de la tarde, de los locales nocturnos que aunque haya sido visitado por el mismísimo Ernest Hemingway inapelablemente cierran sus puertas para ser relevado por otro, y así sucesivamente. Desde luego, es la ciudad que se reencuentra en las areperas al filo del amanecer. Categóricamente, Caracas es una ciudad que no necesita de héroes pero sí de algunos milagros, y es por ello, que si esta ciudad necesitara un libro seguramente, este sería de autoayuda.

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Rascacielos en ruinas del centro financiero confianza con su 190 mts es más alto de Venezuela después de las Torres Simon Bolívar.

Encapsulada en un valle, Caracas es una ciudad que ahora mismo se apresura sobre moto-taxi porque esta es una ciudad que se han hecho estrecha; las avenidas, las calles, las plazas, hasta el Metro de Caracas (nacido en los 80 casi 40 años después de la entrega del primer proyecto para su realización en 1947), se nos ha hecho estrecho y nosotros mismos nos hemos hechos estrechos al tratar de reconciliarnos con nuestra ciudad, y como un escepticismo feliz y reiterado, tan sólo llegamos al leve desahogo de mirar al norte, al cerro Ávila. Es por ello que un apartamento con vista al Ávila es uno del más costoso y melindroso consuelo que se puede tener en esta urbe, siendo la especulación inmobiliaria el otro dedo metido en la herida abierta de una sociedad neurasténica y avasallada de una ciudad que con perspicacia y paciencia modifica la arquitectura de la vidas cotidiana de todo aquél que habite en ella. No obstante, esta ciudad como cualquier otra ciudad en el mundo están subordinada al amor y al odio de sus residentes, por lo que la ciudad no sólo debe entenderse desde su dimensiones física, además debe valorarse el papel de los movimientos sociales, allí la correspondencia relacional y afectiva desde la ciudadanía a la ciudad y viceversa.

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Cerro el Ávila y el valle de Caracas.

Como caraqueños coetáneos, observamos la creciente privatización y la domesticación de la ciudad de Caracas, y por ende de su ciudadanía que como un fluido juego de afecto y desafecto vive una libertad privada de espacio, porque gran parte de los espacios abiertos se han enrejados, las calles se han cerrado y blindado, asimismo, nuestros propios hogares, haciendo de esta una ciudad de refugiados que se arriesgan poco a socializar y a recrearse afectivamente: para tal fin hacemos uso del Blackberry y el Facebook. Y es que Caracas en pocos años dejó de ser la ciudad amable como la que cantaba la Billo’s para pasar a ser un valle de balas como la canta Desorden Público. También debemos darnos cuenta que en los últimos años se han creado y recreado espacios públicos que pretenden ser de todos, pero son puestas en escenas que están divorciadas de nuestras ecología personal y de nuestro espacio habitual como ciudadanos, donde en nuestro inconciente colectivo se mantienen como verdades intocables palabras roídas y casi siempre vaciadas de contenido como "identidad", "libertad", "democracia", "seguridad", "urbanidad", etcétera,.. Este desgaste por lo general acaba deteriorando nuestra ya naufragante capacidad de pensar en lo público. Y a este pensamiento de vaciedad podemos incluir a los museos, porque hasta que se entienda que los museos no son paliativos ante la falta de alternativas educacionales y que tampoco nos desarrollan culturalmente ni económicamente, seguiremos perdiendo espacios urbanos a pesar de la inauguración de una nueva sede para la Galería de Arte Nacional.

Es necesario tener en cuenta que el espacio público, que tantas reivindicaciones democráticas nos ha traído como ciudadanos, siendo el ámbito de la expresión cultural, política y social por antonomasia de una ciudad, ha sido suplantados por centros comerciales, la cultura del Mall, del edificios perfectos donde cambiamos libertad por seguridad, y que substituyen lo pintoresco que tiene el deambular por las calles por el hedonismo del merodear por pasillos, hecho que han ejercido en nosotros el mismo efecto que el reflejo de una charca en Narciso. Sin embargo, nuestras calles al igual que esos pasillos también se han convertido en el artículo de lujo de la cultura publicitaria y esto ha convertido a la publicidad en un nuevo monumento urbano. Sólo basta con levantar la vista para observar la Torre Polar forrado de chocolate, las esfera de la Pepsi Cola y la enorme taza de Nescafe en lo alto de los edificios que bordean la plaza Venezuela o transitar por la Autopista del Este para ver como aparatosamente vallas, tipografía luminiscente y fotografías atropellan nuestro paisaje. Irreversiblemente, la publicidad ha invadido todos los rincones visibles de la ciudad, pero no están solas porque a éstas se le une la propaganda gubernamental que pelea espacios igual de monumentales. Aun se recuerda el enorme pendón rojo y electorero colgando de lo alto de la torre Este del Centro Simon Bolívar mientras que abajo las manifestaciones de la cultura y la misma sociedad se encuentran bajo una insigne amenaza.

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Publicidad en los edificios de Plaza Venezuela y la autopista Francisco Fajardo.

Definitivamente, las ciudades modernas latinoamericanas en una suerte de flautista de Hamelín han seducido a muchos con la dulce melodía de progreso homogéneo y del bienestar accesible a todos los que concurran a ella, siendo acaso ciudad de México el ejemplo más notable de este efecto llamada. Pero unido a este encantamiento por la urbe encontramos un discurso paralelo de las políticas contemporáneas, las cuales buscan desactivar las posibilidades de articular y gerenciar discursos sociales y comunitarios que generan los espacios públicos urbanos para implementar los suyos, apoyándose en la verbigracia de una propaganda que habla de una revolución peregrina o de un populismo disfuncional que hacen que la política hable por una ciudad que no habla de política, también es bien cierto y en esto hay que insistir, que la calle sigue y seguirá siendo el terreno privilegiado para el debate público y la participación colectiva y pluralizada, porque en la caja de Pandora llena de males, a las ciudades aun le queda la esperanza, por lo tanto, es apropiado que se considere por afinidad más que por necesidad a la inmensa población universitaria que anhela expresar su criterio sobre la ciudad en la cual habita, y, como parte activa de una ciudadanía, recuérdese en esta ciudad no hay una pugna entre el destino y el libre albedrío, por lo tanto no necesitas de héroes, sino de una participación activa que identifique el arte y el espacio urbano, que aspiren establecer la cultura como política ciudadana, de legitimar la libertad del individuo, y que el hecho de ser ciudadano no sea una practica arriesgada, desde luego, la participación de su discurso en los segmentos amplios de la sociedad urbanita.

El Arte Público tiene un compromiso con la realidad: es el arte de hacer ciudad y debe dirigirse a las necesidades habituales de los ciudadanos y no conformarse con satisfacer aquellos caprichos estéticos de una ciudad que sea privatizado o que se haya institucionalizado por algún gobierno. El rescate de espacios público, la revisión y unificación de criterio en relación a los eventos con carácter hacia lo público es la visión de lo que queremos todos como ciudad, más aun, cuando Caracas en el año 2011 pasa a ser por un año la “Capital iberoamericana de la cultura”, a la vez que ha sido propuesta como “Capital del libro 2011 ante la UNESCO”.

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Intervención Urbana en La Castellana.

La ciudad de Caracas exige la recuperación de sus espacios públicos y, si es posible, crear nuevos espacios relacionales al aire libre. Nuestras calles necesitan de un activismo hecho ciudadanía y de artistas hecho ciudadanos, un arte de hacer ciudad, un lugar para fluir, o, sencillamente, un lugar para que algo tenga lugar.

La divina Caracas (por Douglas Garcia)

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Para muchos Caraqueños el subir el cerro El Ávila y llenarse hasta los tobillos de la tierra arcillosa de su suelo es la catarsis más poderosa que puede ofrecerle la ciudad. Para muchos de nosotros remontar el cerro por Sabas nieves, La Julia, Cachimbo o llegar a El Paraíso es finalizar el día o la semana con buena vibra, porque el hecho de subir la montaña para los habitantes de Caracas, más que un ejercicio físico, resulta ser una experiencia espiritual que simbólicamente les lleva al inicio de una gran travesía que les acerca al cielo, donde, quizás, se pueden purgar las penas, pero sobretodo, nos permite pensar que la felicidad es un paraíso conquistable en la tierra.

Cuando bajo del Cerro El Ávila y observo desde lo alto el valle que contiene a la ciudad, suelo recordar entre muchas cosas, que para Dante Alighieri el camino que lleva al infierno va en descenso, y como una especie de cono invertido va estrechándose gradualmente hasta el centro, y es que ese descenso le sobreviene una especie de amenazante alegoría que suele remitirnos a aquella bajada del poeta florentino al infierno. Definitivamente, el caso de Dante, no es nuestro caso, porque Dante recorrió es infierno en 24 horas y nosotros irremediablemente habitamos en el.

Dante Alighieri a través de La Divina Comedia reconoce que el infierno es una carencia, por lo tanto, lo representa dándole forma, tamaño, estructura y, edifica un espacio que no que es incapaz de compadecerse de sus condenados. Cierto es, que Dante recrea un infierno que metafóricamente describe la vida que conoció en la edad media, y es, que este poeta al igual que mucho de los que residimos en ciudades contemporánea descubrimos que el infierno es el espacio que habitamos diariamente,.. Que ese espacio imaginario que tenemos como infierno está íntimamente ligado al terriblismo furtivo de la realidad por la cual transitamos. De hecho, la ciudad y sus múltiples dimensiones humanas nos dan distintos planos del transito de una realidad a menudo dantesca.

No es difícil a través de la analogía hacer una radiografía simbólica de una urbe llámese Caracas o Bucarest. Por ejemplo, Aqueronte que según versa La Divina Comedia, es un río fangoso y mal oliente merodeado por personas que se devoran entre si, mientras esperan por su traslado al infierno, y no es difícil trasladar ese río a Caracas, tomando en cuenta que el río Guaire es un río bañado por agua servida y que cuenta como parte de su viciado ecosistema a moradores que mal viven en su rivera, no obstante, a mediado de los años 50 durante el régimen de Marco Pérez Jiménez, había recreado un proyecto del aerobús de Caracas, un monorraíl con una estética que semejaba a la nave de Flash Gordon, el cual recorrería sobre arcos el cauce del río, desde luego, el saneamiento del Guaire estuvo presente en aquellos años 50 como lo ha estado un par de años atrás, saneamiento que a la larga pasaría a ser un pensamiento inútil de todo aquello que no se tiene voluntad de llevar a cabo.

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Arco tipo del estudio de la primera etapa (Tramo Silencio- Bello Monte) para la instalación de un servicio de Aerobús en Caracas que recorrería caracas siguiendo el curso del río Guaire, 1954.

Cada uno de los nueve círculos del infierno es un espacio totalmente diferente donde se albergan culpas o penas que a través de almas vitales ocupan cada espacio haciéndolos únicos y plenamente determinados. Probablemente, por el diverso transitar de una ciudad como la nuestra, a la que podemos ilustrar como una ciudad – mundo, y a pesar de ser un espacio cosmopolita, sin embargo, vive en un estado de sitio. La razón, es que la ciudad al igual que el infierno dantesco se ha fortificado en círculos para no verse perturbada o contaminada de otro males que no sean los propios. Pero cuando estos males se traduce en inseguridad en las calles, se produce la endogamia social que es el pecado metropolitano más grandes que acusa nuestras ciudades, es por ello que la ciudades en su constante perfeccionamiento ha construido espacio cerrado para ejercer sus pecados favoritos; bares, bingos, hoteles, burdeles, siendo las zonas de tolerancia y los centros comerciales la suma de un todo, por ser estos grandes contenedores y porque una urbe se puede definir a través de ellos, ejemplo de ello, es la mundialmente conocida calle Warmoestraat en el barrio rojo de Ámsterdam, el barrio de Santa fe en Bogota o el glamour contenido en los pecados neoyorquinos a través de serie televisivas como Sexo en Nueva York .

Como un hecho casi Irreversible, cuando los pecados a los que se refiere Dante en su Comedia toman la calle o desbordan los espacios privado y de tolerancia, en los ciudadanos atropellados nace la impotencia y como método de autodefensa nace una actitud que les lleva al distanciamiento que a la larga se convierte en una especie de acostumbramiento ante males que a la larga se consideran propios, es decir, al pertenecer a una ciudad nos consideramos parte de sus males, y en la negación de ser parte de estos nos distanciamos, y terminamos por acostumbramos a ver las miserias, a los niños de la calle, a las invasiones de inmueble, la criminalidad, la basura, la prostitución, la anarquía de la economía informal, etc.… y nos alejamos de la calle una y otra vez, exiliándonos de cualquier otra amenaza en nuestros espacios domesticados.

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Infierno en la Torre, incendio de la torre sur del centro Simon Bolívar en el 2005, hoy en día la restauración de no ha concluido.

El Ávila mantiene en lo alto uno de los edificios más simbólicos de la ciudad, y es el hotel Humboldt, edificio cilíndrico que fue abandonado pocos años después de ser inaugurado y que gracias a estar sobre los 2.000 m, por lo tanto, al estar a vista de todos, se negó a morir, permaneciendo como uno de los más preciado monumento urbano y a la indolencia que tiene la ciudad por sus edificaciones emblemáticas. Recientemente, se ha observado cierto progreso en la quimérica rehabilitación de la Torre Este del Parque Central la cual sufrió de un feroz incendio en el 2004 que inhabilitó un tercio de la estructura de ese rascacielos, que unido al Centro Financiero Confinanza, elevó a dos los rascacielos inválidos en Caracas. En el caso, del hermoso edificio que alberga al hotel Humboldt no ha sido rehabilitado de un todo, a pesar que actualmente este pertenece al Ávila mágica, proyecto turístico que explota a nivel comercial la apetencia que tenemos de ausentarnos por un rato de la ciudad.

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El Hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro el El Ávila fue inaugurado en 1956 siendo desde entonces un ícono en la arquitectura venezolana y un símbolo de la ciudad capital.

Cuando observamos a la ciudad con la visión que nos permite la altura del El Ávila, vemos a la metrópolis como una mezcla de concreto, ladrillos, asfalto y destellos producido por los cristales espejos de sus edificaciones, pero en ese horizonte también se encuentra la masa roja de cerros llenos de barriadas de viviendas humildes, que son las construcciones más vernácula de la ciudad, y que se agolpan unas contra otras por conseguir la mejor vista de una ciudad a la que desde la distancia física y social codician. Las barriadas al igual que resto de la urbe se ve apacible desde el Ávila, inclusive, el sonido de urbe desaparece en las alturas, la metrópolis se percibe como un lugar en reposo donde se honra el progreso, las artes y la ciencia pero que carece de la verdadera fe en su humanidad, por lo tanto, la visión panóptica de la ciudad es sólo una representación, que regresando a la Divina Comedia podríamos decir que nos encontramos ante el limbo que es el primer circulo del infierno, y como un frágil esbozo de si misma, la ciudad nos pide como una condenada de su propio infierno que mantengamos vivo su recuerdo.

Como si visionáramos un view master, revisamos cada espacio urbano que deseamos dejar atrás al retomar la subida a nuestro purgatorio vegetal, pero inevitablemente siempre bajaremos. Y es que cuando subimos El Ávila o al Guaraira Repano como lo ha rebautizado el gobierno para devolvernos, acaso, una conexión emotiva con nuestros orígenes indígenistas, nosotros, los ciudadanos de esta ciudad dejamos de ser los Dantes que descienden para pasar a ser los Virgilios; los sabios, tolerantes y perspicaces guías de los nueve círculos de un infierno que en el caso de una ciudad cosmopolita como la nuestra suele involucrarse con voracidad insaciable. O acaso somos, los Virgilios que sólo podemos desde un purgatorio ver la belleza y bondades de un cielo que nos estas vedado por no ser creyentes en nuestra urbanidad, no obstante, aspiramos que el abajo se convierta en el arriba. Lo cierto es, que cuando estamos en el Ávila y dejamos de ver hacia arriba, volvemos la cara, nos sentamos para admirar nuestra divina Caracas, y como Ángeles caídos nos reconocemos en los pecados y nos hastiamos de caer en los mismos errores.

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Escultura de Felipe Herrera, Parque de los Caobos.

Ciudad sin héroes (por Douglas Garcia)



Qué sería de un héroe que se valore sin un archienemigo que tenga la oportunidad de salirse con la suya, y que será de un villano sin un héroe a quién ponérsela difícil. Desde luego, este antagonismo por lo general tiene a un ciudad como campo de batalla, la cuál por arte de magia y/o por un eficiente servicio de obras públicas es rehabilitada de todos los estragos que los combates escenificados de manera expedita, a tal punto, que siempre la ciudad se encuentra lista ante el riesgo de una futura confrontación que pueda destruirla de una vez por todas.

La defensa o la destrucción de una ciudad lamentablemente no es una invención de los cómics, sino el reflejo de la acciones que tuvo su génesis en la destrucción de Troya donde combatieron y murieron héroes de la mitología griega, también se encuentra la devastación bíblica por medio del azufre y fuego de Sodoma y Gomorra o el fin de la valiente Cartago por el imperio romano, no obstante y con el trascurrir de la historia la ciudades pasaron a ser un botín preciado que se rendían luego de una derrota en el campo de batalla, esto cambiaría con sus excepciones en el siglo XX con la guerra civil española cuando la crueldad y la infamia creó nuevos escenarios bélicos al bombardear a civiles indefensos en ciudades como Barcelona, Guernica o Madrid. Este hecho se reprodujo a lo largo de la 2da guerra mundial con los bombardeos a Varsovia, Londres, Dresde, Stalingrado, entre muchas, teniendo como la excepción a París la cual fue respetada e incluso fue salvada por un enemigo, el general alemán Dietrich Von Choltitz que por amor a esa ciudad desoyó las ordenes de un furibundo Führer que deseaba ver la ciudad luz en ruina ante que entregada… siempre nos quedará París. La devastación atómica de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki significó el más cruel desenlace para una guerra sangrienta, el fin del principio, porque la destrucción de las ciudades no se detuvo allí, terribles ejemplos hemos tenido desde aquel entonces, ciudades como Hanoi, Beirut, Sarajevo dejaron constancias que subyugar a una urbe desarmada socavaría la moral de una población beligerante, por lo tanto, las metrópolis pasan a ser los nuevos blancos estratégicos, pero esta manera de reducir al enemigo no contenía ningún honor por lo tanto no genera héroes militares. Actualmente, las ciudades experimentarían otro tipo de guerra, la del terror o terrorismo, la cual cambiaría la nomenclatura de héroes a mártires.

La destrucción de las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York, sería uno de los más brutales ejemplos del terrorismo mundial, siendo las ciudades los objetivos más valorados. Este acontecimiento llevó que los cómics y al séptimo arte sacara a todos los superhéroes de nuevo para levantarle la moral a una nación, que a su vez, trasladaba el terrorismo a la legendaria Bagdad por pertenecer al eje del mal. Esta ciudad que su nombre traducido del persa significa “el regalo de Dios” han muerto casi 4,000 soldados americanos, la mayoría por ataques furtivos de terroristas mártires que usan las calles para las emboscadas, posiblemente, la solución de este conflicto que desangra las calles y la invencibilidad de un ejercito radicaría que el presidente Obama retiré las tropas de Irak o que envíe al Capitán America en el Air Force One como refuerzo.

Regresando a los superhéroes, como bien sabemos la mayoría de estos personajes tiene doble personalidad, y esta psicopatica vida no los hacen muy diferente a los villanos, incluso, no les hace diferente a los ciudadanos de las grandes capitales, claro, eso de ocultar sus verdadera personalidad hacen de héroes y villanos individuos difíciles e inestables, cosa que de nuevo los acerca notablemente entre si, tanto es así, que ambos manejan los mismos temas, las mismas armas, poseen traumas similares y a menudo gustan de la mismas mujeres. Pero quizás, lo más difícil que puede afrontar un superhéroe es sobrevivirse al engreído ego de otro superhéroes, y la ciudad que más héroe ha tenido en ese sentido es la ciudad de Nueva York, incluso un antihéroe como Spawn eligió esa ciudad para refugiarse, todo debido a que esta ciudad es la más cosmopolita del planeta y porque es la referencia inmediata de los ilustradores de la editorial Marvel Cómics y la DC Cómics las cuales están radicada en la gran manzana.

Para cualquier hijo de vecino que carezca de súper poderes puede ser aterrado imaginarse a una ciudad como Metrópolis sin Superman, sobretodo, cuando se desconoce que atractivo tiene esa ciudad que no sea la figura de Superman. De seguro, y pensando en la arquitectura esta ciudad tiene que contar con un centro urbano mecanista, lleno de callejones y poblado por edificios con más de 40 pisos de altura que en su mayoría estaría diseñado por Calatrava. También puede ser aterrador imaginarnos a una ciudad como Ciudad de México o Medellín con un superhéroe, porque estas son de esas ciudades que no admite héroes que abrillante las historias de supervivencia de los marginados e impotentes ciudadanos de las periferias.

En el caso de ciudad Gótica, para todos es de gran consuelo saber que es la ciudad que más psicópatas le ha dado a las historia de las ciudades, tal vez, la mezcla de arquitectura entre Gehry y Gaudí sean la causante de la diversidad de malhechores que merodean en ella, pero incluso el uso de la analogía entre esa ciudad y las nuestras no es reconfortante, a pesar de ser muy divertida, y es que la realidad fantástica de cómics suele adjetivizar nuestro surrealismo. Primeramente, ciudad Gótica cuenta con un héroe que es un millonario aburrido y filántropo que va por la vida creyéndose quirópteros, por lo que no duerme por las noches esperando su señal en el cielo de la ciudad, el mismo cuenta con un joven maravilla como asistente de hazaña, pero creo que Tim Burton tiene razón, este héroe esta mejor sólo. El caso es, que si Batman viviera en una ciudad como Caracas o Río de Janeiro tendría un millón de razones que entre hampa común, mafia nacida del narcotráfico, incluyendo las fiestas para andar insomne por las calles librando batallas y batallitas a bordo de un tuneado batimovil,.. Pensándolo bien si nuestras ciudades necesitara dado el caso a un superhéroe, seria uno que vuele o que se guinde como el hombre araña porque en nuestras ciudades el tráfico es otro enemigo a vencer, y claro que este héroe no tome ninguna postura política como porque sin caer en provocaciones que nos remitan al Terminator gobernador del estado de California, de seguro habrán gobiernos municipales que liciten el apoyo de un héroe que les proteja a la vez que le proporcione votos.

Como lo he indicado anteriormente, las ciudades no necesita héroes, porque en ella todos somos héroes a la vez que villanos, somos los ciudadanos lo que salvamos y destruimos a las ciudades, y lo hacemos sin pensar en ella, definitivamente, la ciudad no existe en nuestro imaginario colectivo mientras circulamos en ella, sólo aspiramos a una ciudad cuando nos encontramos en ciudades extranjeras, ajenas, cuando dejamos de ser ciudadanos para pasar a ser desnudos turistas, es entonces, que pasa la ciudad se merece un obelisco por su perseverancia a existir, y más aun, que la ciudad de nuestros sueños deja de ser un espacio para pasar a ser la madre de nuestra ciudadanía.

...Entonces, de que le sirve un superhéroe a una ciudad cuando en realidad lo que necesita son menos enemigos.

FIESTA DE LAS ARTES Y LA FORMACIÓN

FIESTA DE LAS ARTES Y LA FORMACIÓN - miércoles, 13 de mayo de 2009
performance, arte sonoro, exposiciones, Body art, velorio de la cruz de mayo, intervenciones en el espacio, eventos multidisciplinarios.

Caño Amarillo
Caracas, Venezuela


Cronograma.

LUNES
Exposición de Pintura.

MARTES
Exposición Fotografía

6:30 a 9:30
Cine Foro Plaza El Gardel.
Video Arte – Medios Mixtos.
Artistas venezolanos contemporáneos.
cortometrajes

MIÉRCOLES
Exposición de Gráfica.

11:00 a 12:00
Performance - Acciones corporales.

3:00 a 3:40
Performance - Acciones corporales.

7:00 a 9:30
Cine Foro Plaza El Gardel.
Video Arte – Medios Mixtos.
Cortos.

JUEVES

11:00 a 12:00
Performance
Afinado el movimiento del tiempo
NANCY UROSA

2:00 a 3:00
Actividades simultaneas
Pintura corporal. CHIQUE
Grupos invitado
Actividad dirigida Profesora: Magaly Chavez

3:00 a 5:00
Grupo estudiantes Artes del Cuerpo
Actividad dirigida Profesora: Dora Peña
Participantes estudiantes del complementario de Artes del Cuerpo.

5:00 a 6:00
Performance – Acción Corporal

6:00 a 6:30
Muestras de Arte Sonoro

8:15 a 9:00
Otro Viaje.

VIERNES

10:00 a 12:00
Performance – Acción Corporal.

6:00
Cruz de Mayo.